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REPORTAJES TURVILAGARCIA
Vilagarcía de Arousa y el alzamiento contra los franceses (I)

Vilagarcía de Arousa y el alzamiento contra los franceses (I)

En los primeros años del S. XIX, contaba Vilagarcía con unos 1500 habitantes. Los hombres se dedicaban a la pesca y a la navegación, mientras que sus mujeres, se dedicaban a hilar y a la salazón de la sardina.

En aquellos años ya era capital de la provincia marítima de su nombre, con completa jurisdicción en cinco distritos. A su frente, tenía a un Capitán de Fragata, que era su Comandante; un Segundo, un Contador, cuatro Cabos de Mar, un Auditor, un Escribano, tres Procuradores, un Portero y un Alguacil

Su Ayuntamiento estaba formado por el Alcalde Mayor, cuatro Regidores y un Síndico, como capital de su municipio, que comprendía dos cotos: Trabanca Badina, correspondiente al Conde de Maceda y el coto de Trabanca da Pedra, del Monasterio de San Martín Pinario de Santiago de Compostela.

Su puerto y el de Carril, contaban con gran fama de ser, al lado de Vilanova y a Pobra, lugares de" gran pesquería de ostra"... según contaba en sus relatos el Licenciado Molina, ya en el S. XVI; que decía:"... con estas grandes cantidades de ostras, que transportan por tierra, fornecen la Mesa Real y proveen de ellas a toda Castilla...".

También nos cuenta que:"... La pesca que anualmente es apresada en el puerto de Vilagarcía, asciende a ocho mil millares de sardina, que salan sus mujeres..."

Todavía continua explicándonos que el puerto de la villa cuenta con:"... tres bergantines-goletas, un quechemarín, cinco lanchas, seis botes y una minueta, que son propiedades de sus vecinos...", sigue diciendo:"... es muy importante la exportación de cebollas, desde su puerto para los demás puertos españoles, en cantidades superiores a los dos mil millares anuales de este producto..."

"Sostiene además esta industriosa villa, una fábrica de curtidos, varias de sardina, telares de lanas y lienzos del país y, hasta siete molinos que muelen todo el año, seis de ellos para maíz y uno para trigo...".

Luego nos habla del mercado semanal y destaca su gran importancia y hace, también, mención de lo bien abastecida que estaba siempre su plaza diariamente, etc.

Destaca que:"... es una pena que el puerto carezca de muelle, necesidad tan perentoria, ya que por ello no arriban al puerto los barcos que entran en la ría, con perjuicio del comercio de sus vecinos...".

Este era el ambiente de tranquilidad que reinaba en la Vilagarcía de principios del s.XIX

Pero, al llegar los primeros días de Mayo de 1808, se conocen las atrocidades que realizaba Murat en Madrid... Entonces, según decía un cronista de la época, "Vilagarcía rompe el silencio y la inacción que tiene Galicia...".

El Ayuntamiento se puso de acuerdo con las principales personas de la villa y convocó a los curas párrocos de las parroquias y pueblos vecinos con sus feligreses, para el día 12 de Mayo de ese fatídico año de 1808... y ya, todos reunidos en la " Plaza del Mercado" (hoy, debido a esa gesta, la conocemos como: "Plaza de la Independencia" ) proclamó repetidas veces por Rey de España y de las Indias a Fernando VII - en ese momento ya preso en Bayona (Francia).

Eficazmente autorizó esta proclamación, el Capitán de Navío de la Real Armada D. José Brandariz, Comandante de Marina de nuestra Comandancia, quién, con la bandera española en la mano y con repetidas salvas de saludas de un cañón - arma que mandó traer con este motivo, del puerto de Carril - hizo vitorear todos a una: ¡...Viva Fernando VII! ¡Muera Napoleón Bonaparte¡... y proclamaron la "independencia de la tiranía francesa"...

Este acto deja claro que, ningún otro pueblo, puede disputar la prioridad en este alzamiento a Vilagarcía... La Coruña, a pesar de residir en ella la Capitanía General del Reino, no tomó acuerdo ninguno en contra de los invasores, hasta el día 30 de ese mes de Mayo.

Ante la inminencia de la guerra, se trató en todo el país gallego de arbitrarse un ejército, para oponerse al invasor. Desde Santiago de Compostela, en aquel entonces capital de la provincia, de la que Vilagarcía formaba parte, se recibían órdenes de apremio a tal objeto. Así, el Ayuntamiento de Santiago, en sesión de 6 de Septiembre, acuerda dirigirse a los de Carril y Vilagarcía, para que dispongan, recojan y remitan: ...todas las esteras que haya en los almacenes, para enfardar los uniformes que se destinarán a los ejércitos...".

Manuel Suárez Fuentes - Colaborador histórico
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